La Misa es el alimento espiritual





Frase
“La Misa es el alimento espiritual que me sostiene, sin el cual no podría vivir un solo día, una hora de mi vida.” (Madre Teresa de Calcuta)


Anécdota

Madre Teresa de Calcuta – La Hostia en el suelo

Una novicia que fregaba el suelo de la capilla tras una celebración eucarística, comprobó que una Hostia Consagrada se encontraba en el suelo entre el altar y el Sagrario. Tan pronto como la Madre se enteró acudió inmediatamente.

Lo primero que hizo fue postrarse en la entrada de la capilla. A continuación se levantó y se acercó al lugar en que se encontraba la Sagrada Forma.

Allí se arrodilló de nuevo y oró durante un plazo de diez minutos para, acto seguido, postrarse de nuevo ante la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Finalmente repuso la Hostia en el Sagrario…

No somos cristianos por decisión

Frase "No somos cristianos por una idea o decisión ética sino por encontrarnos con Jesucristo" (Cura Brochero) 

  Anécdota
San Francisco de Asís – Misionero ante el Sultán

En el tiempo de las cruzadas, San Francisco sufrió mucho al ver el egoísmo y las costumbres disolutas de los soldados de la cruz. Deseando la salvación de los sarracenos, decidió pasar al campo del enemigo, por más que los cruzados le dijeron que la cabeza de los cristianos estaba puesta a precio. Habiendo conseguido la autorización del delegado pontificio, Francisco y el hermano Iluminado se aproximaron al campo enemigo, gritando: - ¡Sultán, Sultán! Cuando los condujeron a la presencia de Malek-al-Kamil, Francisco declaró osadamente: - No son los hombres quienes me han enviado, sino Dios todopoderoso. Vengo a mostrarles, a ti y a tu pueblo, el camino de la salvación; vengo a anunciarles las verdades del Evangelio. El Sultán quedó impresionado y rogó a Francisco que permaneciese con él. El santo replicó: - Si tú y tu pueblo están dispuestos a oír la palabra de Dios, con gusto me quedaré con ustedes. Y si todavía vacilan entre Cristo y Mahoma, manda encender una hoguera; yo entraré en ella con sus sacerdotes y así verán cuál es la verdadera fe. El Sultán contestó que probablemente ninguno de los sacerdotes querría meterse en la hoguera y que no podía someterlos a esa prueba para no soliviantar al pueblo. Y llegó a decir: - Si todos los cristianos fueran como él, entonces valdría la pena ser cristiano.

Apostolado




Frase

“Transformar nuestra vida diaria en apostolado; que nuestro día sea una Misa prolongada.” (San Alberto Hurtado)

“Y, no lo olvidemos, queramos o no... Tenemos un destino eterno, y de mí depende que muchos vayan o no vayan. Un alma de apóstol que quiera tener la inmensa labor de transformar espiritualmente esa ciudad en que vivimos.” (San Alberto Hurtado)

“Una semilla crecerá mejor en un suelo y en un clima que en otro, pero la clase de árbol que crece depende de la clase de semilla que se siembra.” (Fulton Sheen)



Anécdota

APOSTOLADO

Encarnar el Evangelio

En mayo de 1992, el Papa Juan Pablo II beatificaba al Fundador del Opus Dei, y el 26 de junio se cumplía el dies natalis del nuevo Beato. Con motivo de la celebración por vez primera de su memoria litúrgica, se oficiaron misas en su honor en lo más variados lugares del mundo, bastantes de ellas presididas por eminentes miembros de la jerarquía de la Iglesia. La celebrada por el Arzobispo de Colonia, el Cardenal Joachim Meisner tuvo lugar en la iglesia de San Pantaleón de aquella ciudad alemana.

Casi al comienzo de su homilía, el Cardenal Meisner recordó sus tiempos de Obispo de Berlín -un Berlín dominado por el comunismo-, cuando tenía ceremonias de administración del sacramento de la Confirmación muy reducidas; apenas dos o tres confirmandos. Él quería que el Evangelio se encarnara en la vida ordinaria, que tomara forma concreta en este mundo, y en medio de esas circunstancias adversas hacía lo que podía por inculcar ese espíritu cristiano. "Solía preguntar a cada uno en particular: ¿Eres el único alumno católico de tu clase, o hay por lo menos, entre tus compañeros, alguno no católico pero cristiano? Muchas veces la respuesta era: Yo soy el único cristiano de mi clase. Entonces le administraba la Confirmación sellándole de una manera especial. Pensaba: pobre chica, o pobre chico, ¡lo necesitan! Si la respuesta era positiva -hay otro en mi clase-, entonces les decía: por la mañana, antes de empezar la primera hora, daos la mano y decid: cuando haya dos reunidos en mi nombre, yo estaré como un tercero en medio de vosotros. Si Jesús es vuestro compañero de clase, nada malo os puede pasar".

Obediencia




Frase

“Aquellos que, por un generoso esfuerzo, se resuelven a obedecer, ganan grandes méritos, pues la obediencia entraña un sacrificio parecido al martirio.” (San Ignacio de Loyola)



Anécdota

San Juan Bosco y Santo Domingo Savio – Obedece y te basta

No le fue fácil a Don Bosco hacer comprender la auténtica vivencia de la fe a Domingo. Pese a los consejos y prohibiciones claras, en una ocasión descubrió que Domingo dormía en pleno invierno sólo con la colcha. Le preguntó:

¿Por qué haces esto? ¿Quieres morirte de frío?

No. No moriré de frío. Jesús, en la cueva de Belén y en la cruz, estaba menos cubierto que yo. Desde entonces le prohibió formalmente hacer ninguna penitencia sin su permiso.

Domingo quedó triste. Don Bosco le insistió:

La penitencia que el Señor quiere de ti es la obediencia. Obedece y te basta.

¿De verdad que no me permite ninguna penitencia?

Sí. Te permito la penitencia de soportar con paciencia los insultos con que te ofendan, aceptar con resignación el calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las incomodidades de la salud que Dios te mande.

Pero esto se sufre por necesidad.

Lo que tengas que sufrir por necesidad, ofrécelo a Dios y se convertirá en virtud y mérito.

Dios no se da a una alma parlanchina

Frase “Dios no se da a una alma parlanchina, que como un zángano en la colmena zumba mucho, pero no produce miel… El alma hablantina está vacía en su interior.”
(Santa Faustina Kowalska) 

San Felipe Neri – Una penitencia un poco rara San Felipe Neri era un santo con gran sentido común. Trataba a sus penitentes de una manera muy práctica. Una señora tenía la costumbre de irse a confesar donde él y casi siempre tenía el mismo cuento que decir: el de calumniar a sus vecinos. Por ello, san Felipe, le dijo: –– “De penitencia vas a ir al mercado, compras un pollo y me lo traes a mí. Pero de regreso lo vas desplumando, arrojando las plumas en las calles conforme caminas”. La señora pensó que ésta era una penitencia rara, pero deseando recibir la absolución, hizo conforme se le había indicado y por fin regresó donde san Felipe. –– “Bueno, Padre, he completado mi penitencia”. Y le mostró el pollo desplumado. –– “Oh, de ningún modo la has completado –le dijo el santo. Ahora regresarás al mercado y en el camino recoges todas las plumas y las pones en una bolsa. Entonces regresas donde mí con la bolsa”. –– “¡Pero eso es imposible! –lloró la señora–, ¡esas plumas deben de estar ahora por toda la ciudad!”. –– “Es cierto –replicó el santo–, pero tienes aún menor oportunidad de recoger todos los cuentos que has dicho sobre tus vecinos”.

El trabajo- Josemaría Escribá

Frases de Santa Teresita

La persona que es humilde cede

“La persona que es humilde cede, no contraria a nadie, no causa enfado a nadie, conténtase de todo y busca siempre ocultarse a los ojos del mundo.” 
(Santo Cura de Ars)


  Anecdota Santo Cura de Ars – Libro malo Cuenta el autor del libro sobre San Juan María Vianney…: En el prólogo, tuve la mala fortuna de trazar a grandes rasgos el cuadro de su vida y de presentarle como un modelo de virtud y de santidad. Al día siguiente, por la mañana me vio en la iglesia y me hizo seña de que le siguiera: su fisonomía revelaba una aflicción y una severidad extraordinarias. Entré con él en la sacristía. Cerró la puerta, y con decisión y derramando abundantes lágrimas, me dijo: Amigo mío, no le creía capaz de escribir un libro malo. Es un libro malo… un libro malo...! ¿Cuánto le ha costado a usted? Quiero pagarle en seguida su valor y después iremos a quemarlo. Estupefacto, preguntábale yo dónde estaba la maldad del libro. Sí, sí… ¡Es un libro malo…, es un libro malo…! ¡Pero, dígame, si quiere, por qué…! Pues bien, por esto, ya que usted se empeña: porque habla de mí como de un hombre virtuoso, como de un santo, siendo así que soy el último de los sacerdotes. Sin embargo, señor Cura, he mostrado el libro a hombres ilustrados; el señor obispo ha revisado las pruebas; lo ha aprobado. No puede en modo alguno ser malo. Las lágrimas del Cura de Ars iban aumentando. Quite usted, me dijo, todo lo que a mí se refiere y será un buen libro.