Santa Clara de Asís – Patrona de la televisión


Frase

“Cuando el servidor de Dios es visitado por el Señor en la oración con alguna nueva consolación, antes de terminarla debe levantar los ojos al cielo y, juntas las manos, decir al Señor: “Señor, a mí, pecador e indigno, me has enviado del cielo esta consolación y dulzura; te las devuelvo a ti para que me las reserves, pues yo soy un ladrón de tu tesoro.” (San Francisco de Asís)

Anécdota

Santa Clara de Asís – Patrona de la televisión




Hallándose una vez Santa Clara gravemente enferma, hasta el punto de no poder ir a la iglesia para rezar el oficio con las demás monjas, llegó la solemnidad de la natividad de Cristo. Todas las demás fueron a rezar, quedando ella sola en la cama, afligida por no poder ir con ellas. Pero Jesucristo, su esposo, no quiso dejarla sin aquel consuelo y la hizo transportar milagrosamente a la iglesia de San Francisco y asistir a todo el oficio de los maitines y de la misa de media noche. Además pudo recibir la comunión, y acto seguido, fue llevada de nuevo a su cama.
Las monjas, terminado el oficio en San Damián, fueron a ver a Santa Clara y le dijeron:
-       ¡Ay madre nuestra, sor Clara! ¡Cuánto consuelo hemos tenido en esta santa noche de Navidad! Quisiera Dios que hubieras estado con nosotras.

Y Santa Clara respondió:
-       Yo doy gracias y alabanzas a mi Señor Jesucristo bendito, hermanas e hijas mías amadísimas, porque he tenido la dicha de asistir, con gran consuelo de mi alma, a toda la función de esta noche santa y ha sido mayor que la que han tenido ustedes. Por intercesión de mi padre San Francisco y por la gracia de mi Señor Jesucristo, me he hallado presente en la iglesia, y he oído con mis oídos espirituales y corporales todo el canto y la música del órgano, y hasta he recibido la sagrada comunión. Alégrense, entonces, y den gracias a Dios por esta gracia tan grande que me ha hecho.

Es por esto que Santa Clara fue nombrada patrona de la televisión.

Alegrarse en el Señor

Frase

“Que la alegría en el Señor continúe hasta que se extinga la alegría del mundo... Alégrense entonces en el Señor y no en el mundo.” (San Felipe Neri)


Anécdota

San Juan Pablo II – Demasiados estudios...



En un tiempo en el que su salud estaba delicada, Juan Pablo II no dejó su buen humor de lado.

Cierto día, hablando en el Vaticano desde un lugar distinto del cual está habituado hacerlo, decía:

Cerraron el balcón de San Pedro, así que les hablo desde aquí. Nunca me habían hecho tantos estudios. Los médicos descubrieron órganos que ni siquiera sabía que existían...


OTROS DATOS CURIOSOS

CIUDAD DEL VATICANO (EFE) — El cardenal de Cracovia Karol Wojtyla cuando fue elegido papa el 16 de octubre de 1978 expresó su deseo de llamarse Estanislao I, pero se le recomendó no hacerlo por no ser un nombre ligado a la tradición romana. Entonces eligió el de Juan Pablo II.

Así lo asegura el vaticanista italiano Marco Tosatti, que acaba de escribir un libro titulado 99 domande su Wojtyla (99 preguntas sobre Wojtyla) con motivo de la beatificación del primer papa polaco de la historia, el próximo 1 de mayo.

Según Tosatti, Wojtyla quería adoptar ese nombre para rendir homenaje a su patria, Polonia, de la que san Estanislao es el patrón.

Al desistir, eligió Juan Pablo II, que reunía los nombres de sus tres antecesores, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I.

La mayoría de la gente sabe que Juan Pablo II, uno de los papas que más tiempo permaneció al frente de la Iglesia Católica, fue muy importante pero quizá no sabes exactamente por qué.

A continuación 9 razones de ello:
(AFP)

Juan Pablo II, uno de los papas más longevos de la historia
  (AFP)


La mayoría de la gente sabe que Juan Pablo II, uno de los papas que más tiempo permaneció al frente de la Iglesia Católica, fue muy importante pero quizá no sabes exactamente por qué.
A continuación 9 razones de ello:

Perdón y arrepentimiento


Frase

“Dios no tiene en cuenta el mal al ver el arrepentimiento. (Beato Juan Pablo II)

Anécdota

San Francisco de Asís – Perdón y arrepentimiento

Un día fueron al convento donde estaban Francisco y sus hermanos tres ladrones, y pidieron al guardián, el hermano Ángel, que les diera de comer. El guardián les reprochó ásperamente por ser ladrones e ir a pedir de sus limosnas, y los despidió duramente, por lo que ellos se marcharon muy enojados.

En esto regresó San Francisco que venía con la alforja del pan y con un recipiente de vino que había mendigado él y su compañero. El guardián le refirió cómo había despedido a aquella gente. Al oírle, San Francisco lo reprendió fuertemente, diciéndole que se había portado cruelmente, porque mejor se conduce a los pecadores a Dios con dulzura que con duros reproches; que Cristo, nuestro Maestro, cuyo Evangelio hemos prometido observar, dice que no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos, y que El no ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, y que por esto Jesús comía muchas veces con ellos.

Por lo tanto, terminó diciendo:
Ya que has obrado contra la caridad y contra el santo Evangelio, te mando, por santa obediencia, que, sin tardar, tomes esta alforja de pan que yo he mendigado y esta orza de vino y vayas buscándolos por montes y valles hasta dar con ellos; y les ofrecerás de mi parte todo este pan y este vino.

Después te pondrás de rodillas ante ellos y confesarás humildemente tu culpa y tu dureza. Finalmente, les rogarás de mi parte que no hagan ningún daño en adelante, que honren a Dios y no ofendan al prójimo; y les dirás que, si lo hacen así, yo me comprometo a proveerles de lo que necesiten y a darles siempre de comer y de beber. Una vez que les hayas dicho esto con toda humildad, vuelve aquí

Mientras el guardián iba a cumplir el mandato, San Francisco se puso en oración, pidiendo a Dios que ablandase los corazones de los ladrones y los convirtiese a penitencia. Llegó el obediente guardián a donde estaban ellos, les ofreció el pan y el vino e hizo y dijo lo que San Francisco le había ordenado. Y quiso Dios que, mientras comían la limosna de San Francisco, comenzaran a decir entre sí:

¡Ay de nosotros, miserables desventurados! ¡Qué duras penas nos esperan en el infierno a nosotros, que no sólo andamos robando, maltratando, hiriendo, sino también dando muerte a nuestro prójimo; y, en medio de tantas maldades y crímenes, no tenemos remordimiento alguno de conciencia ni temor de Dios! En cambio, este santo hermano ha venido a buscarnos por unas palabras que nos dijo justamente reprochando nuestra maldad, se ha acusado de ello con humildad, y, encima de esto, nos ha traído el pan y el vino, junto con una promesa tan generosa del Padre santo. Estos sí que son siervos de Dios merecedores del paraíso, pero nosotros somos hijos de la eterna perdición y no sabemos si podremos hallar misericordia ante Dios por los pecados que hasta ahora hemos cometido

Padre, nosotros hemos cometido muchos y abominables pecados; no creemos poder hallar misericordia ante Dios; pero, si tú tienes alguna esperanza de que Dios nos admita a misericordia, aquí nos tienes, prontos a hacer lo que tú nos digas y a vivir contigo en penitencia.<

San Francisco los recibió con caridad y bondad, los animó con muchos ejemplos, les aseguró que la misericordia de Dios es infinita y les prometió con certeza que la obtendrían. Movidos de las palabras y obras de Francisco, los tres ladrones se convirtieron y entraron en la Orden.

La Misa es Cristo en la Cruz



Frase


 "La Misa es Cristo en la Cruz, con María y Juan a los pies de la misma y los ángeles en adoración. Lloremos de amor y adoración en esta contemplación" (Padre Pio de Pietrelcina)

Anécdota
Mamá Margarita y Don Bosco – El sacrificio de la Misa

Mamá Margarita, la madre de Don Bosco, mientras su hijo se preparaba para ser ordenado sacerdote, le decía:

-       Acuérdate Juanito que empezar a decir Misa es empezar a sufrir

                                                      MAMA MARGARITA



Margarita Occhiena nació el 10 de abril de 1788 en Capriglio (Asti) y recibió el bautismo, el mismo día, en la iglesia parroquial.

Vivió en su casa hasta unirse en matrimonio con Francisco Bosco. Más tarde, se trasladó a vivir a Becchi. Después de la muerte prematura de su marido, Margarita, a sus 29 años, tuvo que sacar adelante a su familia, ella sola, en un tiempo de hambruna cruel. Cuidó de la madre de Francisco y de su hijo Antonio, a la vez que educaba a sus propios hijos, José y Juan.

Mujer fuerte, de ideas claras. Decidida en sus opciones, observaba un estilo de vida sencillo y hasta severo. Se mostraba, sin embargo, amable y razonable en cuanto se refería a la educación cristiana de sus hijos. Educó a tres chicos de temperamento muy diferente sin mortificar jamás al ninguno de ellos ni intentar igualarlos a los tres.

Más de una vez se vio obligada a tomar decisiones extremas (tal como tener que mandar fuera de casa al más pequeño a fin de preservar la paz en casa y ofrecerle la posibilidad de estudiar); con gran fe, sabiduría y valentía, miraba de comprender la inclinación de cada hijo, ayudándoles a crecer en generosidad y en espíritu emprendedor.

Con un cariño especial acompañó a su hijo Juan en su camino hacia el sacerdocio y fue entonces, a sus 58 años, cuando abandonó su casita del Colle y le siguió en su misión entre los muchachos pobres y abandonados de Turín (1848). Aquí, durante diez años, madre e hijo unieron sus vidas con los inicios del Trabajo Salesiano. Ella fue la primera y principal cooperadora de Don Bosco y, con su amabilidad hecha vida, aportó su presencia maternal al Sistema Preventivo. Fue así como, aún sin saberlo, llegó a ser la "cofundadora" de la Familia Salesiana, capaz de formar a tantos santos, como Domingo Savio y el P. Miguel Rua.

Era analfabeta pero estaba llena de aquella sabiduría que viene de lo alto, ayudando,de este modo, a tantos niños de la calle, hijos de nadie. Para ella Dios era lo primero, así consumió su vida en el servicio de Dios, en la pobreza, la oración y el sacrificio.

Murió a los 68 años de edad, en Turín, un 25 de noviembre. Una multitud de muchachos que lloraban por ella como por una madre, acompañó sus restos al cementerio.