Ser como trapos

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Biografía de San Luis Orione
Anécdotas de San Luis Orione

Frase
“No me importa que me humillen, con tal de que todo sea para gloria de Dios y verdadero bien mío, para santificación de mi espíritu...” (San Juan XXIII)


Anécdota
Don Orione – Sean como trapos...


En cierta ocasión, Don Orione visitó a una monja, sor María Benedetta, quien estaba postrada en su lecho hace casi 30 años... cuando se estaba yendo, esta le dijo:

- Cuando funde un instituto de religiosas, dígales que sean como trapos, es decir, que se dejen manejar como trapos.

En esa época Don Orione no había proyectado fundar ningún instituto femenino, pero años más tarde lo hizo. Fundó la Congregación de las Pequeñas Misioneras de la Caridad. Las religiosas se ocuparían de la educación de los huérfanos y niños pobres y de la asistencia a enfermos crónicos y ancianos desvalidos de los asilos y de los Pequeños Cottolengos.

Después de relatar su diálogo con sor María Benedetta, Don Orione explicó a las Pequeñas Misioneras:

- Es por eso que las llamo ‘harapientas’. Fíjense cómo se usan los trapos: a veces se emplean para limpiar muebles, a veces para limpiar pisos; se los pisotea, se los arroja a un rincón apartado. Así se tratan los trapos. Aquella religiosa me dijo: ‘Dígales que traten de ser verdaderamente como trapos, y la bendición de Dios estará sobre ellas’.


DOS ANGELES COMO TESTIGOS

“Pío X recibió afablemente a Don Orione, quien lo puso al tanto de los progresos conquistados en la Vía Apia Nueva, la Patagonia italiana, sugiriéndole la necesidad de erigir allí un gran templo. El Pontífice le prometió levantar en aquel barrio la Parroquia de Todos los Santos, que pondría bajo la dirección de los Hijos de la Divina Providencia. En efecto, en 1920 inauguró el tempo en las afueras de San Juan de Letrán, y Don Orione designo primer párroco a Don Roberto Rizzi.
Al ver Don Orione la paternal benevolencia que le dispensaba el papa, animóse a expresarle el anhelo que guardaba en su corazón.

- Santo Padre: deseo pedirle una gracia muy grande.
- Veamos en qué consiste esta gracia tan grande dijo Pío X, sonriendo.

Expúsole Don Orione confiadamente los fines principales de sus instituto y le rogó, puesto que hacer los votos perpetuos, se dignara recibirlos personalmente. Pío X accedió. Don Orione, pensando que debía hacerlos en otra audiencia, siguió hablando, y al concluir su exposición y disponerse a salir, preguntó:
- ¿Cuándo puedo venir, santo padre, para hacer los santos votos?
- ¡Pues, ahora mismo! - respondió el Papa.

Profundamente emocionado, Don Orione se arrodilló, abrazando y besando los pies del venerable pontífice. Extrajo de su bolsillo el estatuto de los Pequeños Hijos de la Divina Providencia y lo abrió en la página señalada con la fórmula del juramento.En ese instante solemne recordó, consternado, que era necesaria la presencia de dos testigos, y no había allí quienes pudieran oficiar, pues la audiencia era privada. Alzando los ojos, imploró:
- Padre santo, se necesitan dos testigos... a menos que Vuestra Santidad se digne dispensar

El Papa miró con beatífica sonrisa al hijo fiel que tenía a sus plantas:
- Harán de testigos mi ángel de la guarda y el tuyo.

Y allí, postrado ante el vicario de Cristo, Don Oriones formulo sus votos perpetuos” (op. cit. cap. XXIV, pág. 155/56).

SOBRE EL PERDON A LOS ENEMIGOS

A un amigo de Roma le manda un billete: 
«Perdono a todos y estoy muy contento de estar lejos de las tretas y del alboroto de Tortona. 
Mis sacerdotes rezan, callan y esperan conmigo, fidentes in Domino… 
Que los enemigos me saquen los ojos, basta que me dejen el corazón para amarles…». 

Un religioso de la orden, al que había dado cargos de confianza, le escribe una carta «malvada y mendaz». Le sienta mal. 
Don Cribellati quiere hablar con él para tomar medidas y don Orione le dice: «Nada… Para estas personas: a) se reza a Dios; 
b) se perdona;
 c) se ama». 
«Nuestra caridad es un dulce y loco amor de Dios y de los hombres que no es de la tierra», había escrito al ir a Argentina.