(Santa Teresa del Niño Jesús)
Anécdota
Una hermana cuenta que le daba mucha pena verla enferma, y que entonces, solía repetirle:
- ¡Oh, qué triste es la vida!
Pero Teresita le respondía:
- ¡La vida no es triste! Al contrario, es muy alegre. Si usted dijese: ‘El destierro es triste’, entonces, la comprendería. Pero es un error llamar vida a lo que ha de acabar. Solamente a las cosas del cielo, a lo que jamás puede morir, debe darse este hermoso nombre.
Concluía su reflexión diciendo:
- Y ya que gozamos de las cosas del cielo ya en este mundo, la vida no es triste, sino alegre, muy alegre...
Anécdota
Una hermana cuenta que le daba mucha pena verla enferma, y que entonces, solía repetirle:
- ¡Oh, qué triste es la vida!
Pero Teresita le respondía:
- ¡La vida no es triste! Al contrario, es muy alegre. Si usted dijese: ‘El destierro es triste’, entonces, la comprendería. Pero es un error llamar vida a lo que ha de acabar. Solamente a las cosas del cielo, a lo que jamás puede morir, debe darse este hermoso nombre.
Concluía su reflexión diciendo:
- Y ya que gozamos de las cosas del cielo ya en este mundo, la vida no es triste, sino alegre, muy alegre...