"Esfuérzate en contrariar vivamente las inclinaciones de la tristeza, y aunque te parezca que en este estado todo lo haces con frialdad, pena y cansancio, no dejes, empero, de hacerlo; porque el enemigo, que pretende hacernos aflojar en nuestras buenas obras mediante la tristeza, al ver que a pesar de ella no dejamos de hacerlas, y que haciéndolas con resistencia tienen más valor, cesa entonces de afligirnos".
(SAN FRANCISCO DE SALES).
.Para llegar a ser cristianos debemos bautizarnos y creer en Cristo. Al llegar a este mundo, en el momento de la concepción, el ser humano está a oscuras, sin la luz ni el amor de Dios. Es sólo una criatura de Dios. Tiene lo que se llama pecado original, es decir, que viene al mundo en estado natural. Y para ser elevado al orden sobrenatural y llegar a ser hijo de Dios necesita ser bautizado..
De esta manera, su alma, apagada y sin brillo, se llenará de belleza, de luz y de amor, resplandeciendo de gloria como un verdadero hijo de Dios. Dios mismo habitará en su alma y él será templo de Dios. Y Dios será su gozo y su felicidad, dándole sentido a su vida y haciéndole sentir la alegría de vivir para Él y para los demás..
¡Qué importante es el bautismo!
El bautismo nos hace una nueva criatura; un hijo adoptivo de Dios, partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y templos del Espíritu Santo (Cat 1265).
El bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (carácter) de su pertenencia a Cristo (Cat 1272).
Pequeñas semillitas
Uniendo el pensamiento de San Francisco de Sales, que nos invita a no dejarnos llevar por la tristeza, con la meditación de Pequeñas semillitas, podemos ver que por el Bautismo somos hechos hijos de Dios, miembros de Cristo, coherederos con El y templos del Espíritu Santo.
Por lo tanto, Dios, nuestro Padre está siempre al peniente de nosotros, haciendo lo que es mejor para nosotros. El dejarnos llevar por la tristeza es poner en duda que le importamos, es poner en duda su Amor por nosotros.
Todo lo que El envía o permite que suceda en nuestras vidas es para nuestro bien, por lo tanto podemos decir confiados: "Jesús en tí confío", "Espíritu Santo, actúa en mi vida"-
Jesús dijo que enviaría al Espíritu Santo como precursor, abogado, guía. El Espíritu Santo, señor y dador de vida procedente del Padre y del Hijo actúa en nosotros, con nosotros y por nosotros. Teniendo ésa ayuda, ¿Qué puede entristecernos?
Si Dios conmigo...¿Quién contra mí? (Romanos 8-31)
Puntadas de familia
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Junio 7
Te desconectaste de tu madre cuando naciste y cortaron el cordón umbilical. Fue terrible. Pero ahora estás libre para conectarte con el universo entero, con cada persona que encuentres, con cada lugar, con cada árbol, con cada nuevo desafío.
Junio 7
Te desconectaste de tu madre cuando naciste y cortaron el cordón umbilical. Fue terrible. Pero ahora estás libre para conectarte con el universo entero, con cada persona que encuentres, con cada lugar, con cada árbol, con cada nuevo desafío.
El problema es que a veces, en tu interior, desearías volver a la comodidad del útero y conectar nuevamente el cordón umbilical. Pero ni lo sueñes, porque es imposible. Mejor respira profundo, mira el cielo y entra en contacto con toda la amplitud de la vida que Dios te regala..
(Mons. Víctor M. Fernández)
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Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia..
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo..
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. .
Amén.
(Mons. Víctor M. Fernández)
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Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia..
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo..
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. .
Amén.