La libertad debe practicarse todos los días

"No te desanimes si no consigues hacerlo todo como deseas.
Esfuérzate en hacer lo que tienes que hacer sin que nada te distraiga de ello. Y despreocúpate de si experimentas consuelo, aburrimiento o fastidio.
Tu intención sea siempre recta"
(SAN GREGORIO MAGNO)

La libertad, como el baño, es algo que debe practicarse todos los días.
Nada permanece fijo. El cambio es la ley de la vida.

Quizás algunas veces sintamos que nuestras victorias personales deben ser ganadas una y otra vez. 
Pero si lo vemos desde otro punto de vista, no es así en absoluto; nuestras sólidas victorias personales son aquellas que nada ni nadie puede arrebatarnos. 
Dichas victorias son las herramientas de nuestro crecimiento continuo.
 Los trabajos, las relaciones y las cosas pueden cambiar, pero la serenidad y la libertad de espíritu están entre las cosas que a voluntad podemos lograr, conservar o dejar.

La libertad implica decidir lo que hacemos con nuestro cuerpo, con nuestro dinero y con nuestra vida. Si renunciamos a esta decisión, alguien la tomará por nosotros. 
Si no usamos o reclamamos nuestra libertad, renunciaremos a ella. 
Nuestras vidas exigen nuestra participación activa y creativa en cada momento.
(Flo Kennedy)


En el corazón de toda la humanidad existe el gran anhelo de conocer y sentir la presencia de Dios. En verdad, nadie puede ser separado de Dios, pero aun así algunos piensan que es preciso establecer un vínculo; ansían una reunión. A menudo la gente hace grandes esfuerzos por satisfacer exteriormente este anhelo.
La solución consiste en volverse hacia Dios con una oración: "Dios querido, Tu amor me llena el corazón y ahora respondo a ese amor. Mi corazón canta de gozo; siento la calidez de Tu Presencia que me rodea suave, eternamente. Tú conoces mis esperanzas, mis sueños, y necesidades. Los entrego a Ti y escucho, para saber cuál es Tu maravillosa voluntad con respecto a mí. Día a día, al rezar, tomo más conciencia de mi unidad contigo.
¡Qué estupenda es la sensación! Gracias, Dios".
Saber que soy uno con Dios satisface las ansias de mi corazón.


Julio 23
Cuando tenemos dificultades con los demás, es bueno recordar los consejos de San Pablo: ‘No te dejes vencer por el mal, mejor vence el mal con el bien’ (Rom12,21).
No nos cansemos de hacer el bien’ (Gál 6,9).
En el fondo, lo que nos dice es: “No te canses de ser bueno, persiste en ese camino”. Porque cuando los demás nos fallan, nos critican, nos mienten, nos olvidan, tenemos la tentación de encerrarnos en nuestras amarguras, de perder la bondad, de volvernos rencorosos y tristes.
No lo permitas, no te canses de ser bueno.
(Mons. Víctor M. Fernández)



Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. 

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. 
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. 
Amén.