Muerte: "Recuerda que cuando abandones esta tierra,
no podrás llevar contigo nada de lo que has recibido, solamente lo que has dado:
un corazón enriquecido por el servicio honesto,
el amor, el sacrificio y el valor."
San Francisco de Asís
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
Junio 7
Yo me declaro, renunciando a mi voluntad y a mi saber, a mi gusto y a mis conocimientos, yo me declaro hijo obedientísimo de mi guía en tales rigores del altísimo.
¿Qué más?, ¡mi Dios!; es mucho; yo te pido fuerza en mi sufrimiento, desnudo de todo consuelo tuyo.
Además, transforma en constantes, firmes y fructuosos mis propósitos, de modo que basten al menos para desarmar tu furor; ofrécelos por ti mismo, mi sumo bien, a tu indignada majestad; pero no antes de haberlos valorizado con tu virtud divina.
Yo me esforzaré por buscar una pausa en mi insoportable penar en este lecho de espinas agudas y crueles, aceptando de tus manos tomar por alimento tu rechazo y tu abandono.
Padre mío, no crea que yo no me he esforzado con todo empeño para salir de esta dura prisión; lo he hecho inútilmente; peor aún, ha sido para mi daño, porque debí resignarme a ver descender las tinieblas a mi alma y a adentrarme poco a poco en la espesura de la refriega.
Padre mío, no crea que yo no me he esforzado con todo empeño para salir de esta dura prisión; lo he hecho inútilmente; peor aún, ha sido para mi daño, porque debí resignarme a ver descender las tinieblas a mi alma y a adentrarme poco a poco en la espesura de la refriega.