“Me confieso con un hombre, pero no como a un hombre, sino como a Dios.”
(San Antonio de Padua)
Anécdota
San Pio de Pietrelcina – El Zapatazo
Una vez un paisano del Padre Pío tenía un fuertísimo dolor de muelas. Como el dolor no lo dejaba tranquilo su esposa le dijo: “¿Por qué no rezas al Padre Pío para que te quite el dolor de muelas? Mira aquí está su foto, rézale”.
El hombre se enojó y gritó furibundo: “¿¿Con el dolor que tengo quieres que me ponga a rezar??”.
Inmediatamente cogió un zapato y lo lanzó con todas sus fuerzas contra la foto del Padre Pío.
Algunos meses más tarde su esposa lo convenció de irse a confesar con el Padre Pío a San Giovanni Rotondo.
Se arrodilló en el confesionario del Padre y, luego de decir todos los pecados que se acordaba, el Padre le dijo: “¿Qué más recuerdas?”
“Nada más”, contestó el hombre.
“¿¿Nada más?? ¡¿Y qué hay del zapatazo que me diste en plena cara?!.”