“El servidor de Dios no puede saber cuánta paciencia y humildad posee cuando todo le va según sus deseos, sino cuando lo contrarían quienes debieran complacerlo. Sólo así sabrá en qué grado es paciente y humilde.”
(San Francisco de Asís)
Anécdota
Santa Clara de Asís – Exceso de humildad
Santa Clara guardaba finas atenciones a las hermanas que mendigaban fuera del monasterio. Hasta llegaba a lavarles los pies.
En una ocasión, después de haber lavado los pies, quiso besarlos.
La hermana, no soportando tanta humildad, retiró el pie y golpeó el rostro de Clara.
Pese al moretón y quizás al hilo de sangre de la nariz, volvió a tomar con ternura el pie y bajo la misma planta estampó un apretado beso.