María es la estrella que lleva a Jesús


Palabras de San Juan Pablo II

Si Cristo es la estrella que lleva a Dios, María es la estrella que lleva a Jesús […] 
Contemplando a María, nuestro corazón se abre a la esperanza, porque vemos las maravillas que Dios realiza cuando con humildad estamos dispuestos a cumplir su voluntad […] 
Renuevo en las manos de María, Madre amada, el don de mí mismo, del presente y del futuro; 
que todo se cumpla Señor según tu voluntad”.


Mayo 15

Cuenta el Evangelio que unos hombres se sintieron molestos por las palabras de Jesús. No solo molestos, se pusieron furiosos y lo empujaron fuera del pueblo, hasta un barranco con intención de arrojarlo (Lc 4, 28-29). Prestemos atención: estaban “furiosos” con él. 
En otros textos se narra que tomaron piedras para apedrearlo (Jn 8,59) y decían que deliraba y estaba poseído por un demonio (Jn 10,20). 
Entonces, si te sientes incomprendido, maltratado o perseguido, pídele protección a Dios, y sigue adelante.
 ¿Alguna vez has experimentado que otras personas te miran con furia, con deseos de destruirte? Pues bien, recuerda que Jesús lo vivió, que te comprende. Abrázate a él y no te dejes vencer.
(Mons. Víctor M. Fernández)


En el Evangelio, Cristo nos da hoy el gran mandamiento de la convivencia humana: «Amaos unos a otros». Si esto se cumpliera la vida en la tierra sería un pedazo de cielo.
La mayoría de las desgracias que nos hacen sufrir son por el egoísmo y el odio de los hombres. Con este mandamiento de Cristo no habría injusticias ni opresiones. Ni habría terrorismo ni guerra, que es la plaga que tiene amedrentado al mundo entero.

La expresión de este mandamiento la da Cristo en otro sitio: «Pórtate con los demás como te gusta que se porten contigo». O también: «No hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti». Esta es la regla de oro de la caridad cristiana y de la convivencia entre los hombres.

La atención que dedicamos a las necesidades de otra persona eleva su espíritu y el nuestro.

Para experimentar una bien merecida salud emocional, necesitamos dejar de concentrarnos sólo en nosotros mismos.
  •  Cuanto más frecuentemente satisfacemos las necesidades de otra persona por encima de las nuestras, más nos acercamos a la salud y la plenitud.
  • Cuando miramos más allá de nosotros mismos, dejamos de atender nuestro problema presente, cualquiera que sea, y así muere por abandono.
  • Si acunamos una dificultad obsesionándonos con ella, permitimos que continúe siendo un problema. 
  • Al cambiar nuestro enfoque adquirimos una perspectiva nueva y, por ello, destinada a ser benéfica.