Ser respetuoso de las diferencias

«La vida de Marta, es nuestro mundo;
la vida de María es el mundo que esperamos.
Vivamos la de aquí con rectitud
para obtener plenamente la otra»
(San Agustín)

Ser respetuoso de la diferencia es una de las actitudes fundamentales para tener unas relaciones interpersonales funcionales y satisfactorias. No somos idénticos, no tenemos las mismas características físicas ni las mismas expresiones culturales ni emocionales. Y eso no lo podemos negar ni soslayar.
Respetar la diferencia, supone encontrar en el otro todas las riquezas que su forma diferente de ser y de estar tiene y que nos agrega mucho valor.
Respetar la diferencia, supone apertura para descubrir las características nuevas que tienen los otros y hacerlo sin creer que son un atentado a nuestras propias maneras.
Respetar la diferencia supone expresar con tranquilidad y altura nuestras posiciones y visiones del mundo como un aporte a la diversidad y a las otras personas en particular.
Respetar la diferencia es renunciar a cualquier intención de forzar a los otros a ser como nosotros queremos que sean.
Respetar la diferencia es entender que Dios nos ha creado y que amarlo y creer en Él es relacionarse con los demás sin ningún prejuicio y con tranquilidad, que Dios no se equivoca.
Sé que estamos acostumbrados a creer que todos somos iguales y que tenemos que sentir y pensar de la misma manera.
Pero ser cristiano implica abrirnos a la singularidad del otro y amar con total tranquilidad.
Esfuérzate en vivir a la manera de Jesús que no tuvo miedo de relacionarse con los publicanos, leprosos, prostitutas, samaritanos y todos aquellos que en ese momento eran vistos como “diferentes”. 
(P. Alberto José Linero)

Hermoso pensamiento de Santa Nazaria de Santa Teresa, religiosa española (1889-1943) que debería motivar nuestra vida de cristianos:
En amar, obedecer y cooperar con la Iglesia en su obra de predicar el Evangelio a toda criatura, está nuestra vida, el ser, lo que somos. Este es nuestro espíritu, guerrero, fiel, nada de cobardías, todo amores, amor sobre todo a Cristo y en Cristo a todos. Repartirse entre los pobres, animar a los tristes, dar la mano a los caídos; enseñar a los hijos del pueblo, partir su pan con ellos, en fin, dar toda su vida, su ser entero por Cristo, la Iglesia y las almas

Julio 29
No hay nada mejor que trabajar unidos, con un gran sentido de amistad, de equipo fraterno, de sueño comunitario. Eso es mucho mejor que luchar solo por algún proyecto individual.
Hay que gustar lo que es caminar juntos, trabajar codo a codo, verdaderamente solidarios.
Así ya no te sentirás solo en el camino, porque sabrás que si algo te sale mal, hay otro que tiene tu mismo sueño y sigue adelante.
Sabrás que, si por el momento estás caído, hay otro que está de pie luchando por el mismo proyecto, y te espera.
Hay mucha más fiesta cuando celebramos juntos que cuando festejo yo solo frente a mi copa de vino.
(Mons. Víctor M. Fernández)



Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.