Mira sin juzgar

“Siendo la vocación una llamada, las palabras: «elegir tu vocación» son una tontería.
No elegimos nuestra vocación, la recibimos y debemos buscar conocerla, escuchar la voz de Dios.
Por tanto, esperemos el orden de Dios sin anticiparlo y cuando lo recibamos, lo obedecemos, a pesar de cualquier otra cosa”
(San Carlos de Foucauld)

Quiero que mi Adviento sea una vivencia profunda que cambie mi vida. De la noche a la luz. Del dolor a la esperanza. En medio de la oscuridad buscando la estrella. En medio la noche encontrando a Dios escondido en mi alma.

Un tiempo para tocar a Dios en el camino. En mi camino a Belén. Quiero alegrarme con Jesús que camina a mi lado. En esa espera radiante del que no teme el futuro. El Adviento tiene mucho de velar en medio de la noche.

Nos ponemos en camino. En vela. Quiero acompañar a José y María en su senda a Belén. Guardar silencio. Rezar más. Contemplar más.

Pienso en cómo José contemplaría a María en esos meses de embarazo. Con qué ternura la miraría. Mientras dormía. Mientras caminaba. Me gustaría mirar así a María en este tiempo. Vivir muy cerca de Ella estas semanas en que las velas se van encendiendo en la noche. Una cada semana. Se van abriendo las ventanas del calendario interior.

Jesús ya está tocando la tierra en María. Se acerca. Ya está de camino. Y yo le preparo un lugar para que nazca en mí. Dentro de mi alma. Y me abro. Y miro hacia dentro del alma. Y lo espero. Y contemplo a María.
(Carlos Padilla Esteban)

Diciembre 1
Observa. Hay una observación pura y limpia, que nos permite tomar un contacto pleno con la realidad.
Eso nos lleva a vivir con gran intensidad los momentos más sencillos.

Cuando estás mirando una piedra, una hoja, una nube, una pared o lo que sea, generalmente no miras, porque estás asociando eso que miras con alguna idea, con algún recuerdo, con algún deseo.
Entonces, no estás viviendo, solo estás analizando.

Por eso es tan sano que algunas veces intentes mirar algo solo para tomar contacto. Mira sin reflexionar, mira sin desarrollar pensamientos espirituales ni teorías. Solo mira, capta, recibe, déjate impactar por esa realidad desnuda. Eso también es vivir.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.