La necesidad de la meditación silenciosa

“La fe en Jesús y en el poder de Su Santo Nombre es la mayor fuerza espiritual en el mundo de hoy.
Es fuente de alegría e inspiración en nuestra juventud; de fortaleza en nuestra virilidad,
cuando sólo Su Santo Nombre y Su gracia pueden capacitarnos para vencer la tentación;
de esperanza, consuelo y confianza en la hora de nuestra muerte,
cuando más que nunca nos damos cuenta de que el significado de Jesús es 'Señor, el Salvador'.
Debemos inclinarnos en reverencia a Su Nombre y sumisión a Su Santa Voluntad”
Beato Enrique Suso OP (1290-1365)

La necesidad de la meditación silenciosa

Hay varias formas de meditar.
Cada uno debe elegir lo que se adapte a su propio carácter y disposición.
Sin embargo, siempre será necesario que, al principio, se ponga en la presencia de Dios, pidiéndole luz y fuerza. Luego, reflexionar sobre ciertas verdades, en un esfuerzo por aplicarlas a las propias circunstancias y necesidades particulares y, finalmente, tomar las resoluciones necesarias y suplicar a Dios que las bendiga y las haga fecundas.

Es muy útil, además, recordar frecuentemente, durante el resto del día, las resoluciones que se han tomado y acompañar estas reflexiones, con breves oraciones, aspiraciones y actos de amor a Dios”.

¡ Los maestros de la vida espiritual nos aseguran que, sin la práctica de la meditación, es casi imposible que los justos perseveren en la virtud, ni que los tibios y tibios se vuelvan fervorosos, ni que los pecadores se conviertan!

Dios, es verdad, puede hacer milagros.

A veces la gracia de Dios puede herir al pecador con la rapidez de un rayo y convertirlo.
Pero es regla ordinaria de la vida espiritual que la meditación en las verdades de la eternidad, especialmente en las últimas cosas, conmueva el alma y la mueva, bajo la influencia de la gracia divina, a tomar buenas resoluciones.
Aunque el fervor inicial disminuye pronto, la repetición diaria de esta piadosa práctica reaviva y fortalece estos buenos propósitos y los hace realidad, en actividades conformes a la enseñanza católica.

El pecado y la tibieza no pueden coexistir con la práctica de la oración diaria, si se hace como se debe.
Si mantenemos el corazón unido a Dios y escuchamos voluntaria y atentamente su voz, podemos realizar en nosotros esa renovación total de la que habla san Pablo: "Sino renovaos en el espíritu de vuestro espíritu y vestíos de un hombre nuevo, que fue creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:23-24). ”
Cardinal Antonio Bacci

Oración del Padre Cirilo al Amado y Milagroso
Niño Jesús de Praga
2 de Enero

Jesús, a ti acudo,
por tu madre que te ruega
en mi necesidad que me ayudes.
En verdad, creo en ti,
Dios, eres con fuerza para protegerme;
Lleno de confianza, espero de ti
que me des tu gracia.

Te doy todo mi corazón,
por lo tanto, arrepiéntete de mis pecados;
De aquellos que están quebrantados, te ruego,
Jesús, de sus ataduras que me liberes.

Cerrar mi objetivo es arreglarme;
Nunca más te ofenderé.
A ti me entrego enteramente,
para sufrir pacientemente por ti,
para servirte eternamente.

Y a mi prójimo como
yo amaré, por amor a ti.
Niño Jesús, te lo suplico,
en mi necesidad, para que me ayudes,
Que con José y María
Y los Ángeles, pueda
gozarte eternamente.
Amén.