""Abraza al Dios Amor y abraza al Dios del amor."
"Cuando se ama no se sufre y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento"
"Cuando se ama no se sufre y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento"
San Agustín
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
Junio 23
No te desanimes si la intensidad de la prueba va en continuo aumento; tú crees y pones tu corazón en el cielo, y puedes estar segura de que no hay peligro de desfallecimiento.
La prueba es dura y, ¿quién no lo ve? Pero, ¿qué hay que deducir de esto? ¿No es Dios quien ordena todo y todo lo dispone para nuestro mayor bien? Entonces, anímate en el momento de la prueba y espera un poco; el buen Dios escuchará nuestros deseos. ¿No son muchos los que ha escuchado hasta ahora? Entonces, no podrá no acoger el último, corona de todos los demás deseos.
¡Todavía un poco más! Este poco, ¿sabemos cuánto durará? ¡No nos importe, mi buena hijita! Llegará cuando quiera el divino Esposo y cuando todos nos hayamos transformados en Él. Pero con toda certeza llegará aquel «Me veréis».
Tú aférrate a las aseveraciones de la autoridad y basta. Ahora no hay otra ancla, no hay otro piloto para conducir la navecilla del alma en el tempestuoso mar de este mundo.
Jesús quiere tu estado presente; quien ha sido llamado por Dios a dirigir tu espíritu te lo ha asegurado. Y tú debes esforzarte por creerle. ¿Qué importa si tú no ves la luz en esto?
Tú no debes verla porque esto es lo mejor para ti.
(22 de octubre de 1916, a
Assunta di Tomaso, Ep. III, 399)
La prueba es dura y, ¿quién no lo ve? Pero, ¿qué hay que deducir de esto? ¿No es Dios quien ordena todo y todo lo dispone para nuestro mayor bien? Entonces, anímate en el momento de la prueba y espera un poco; el buen Dios escuchará nuestros deseos. ¿No son muchos los que ha escuchado hasta ahora? Entonces, no podrá no acoger el último, corona de todos los demás deseos.
¡Todavía un poco más! Este poco, ¿sabemos cuánto durará? ¡No nos importe, mi buena hijita! Llegará cuando quiera el divino Esposo y cuando todos nos hayamos transformados en Él. Pero con toda certeza llegará aquel «Me veréis».
Tú aférrate a las aseveraciones de la autoridad y basta. Ahora no hay otra ancla, no hay otro piloto para conducir la navecilla del alma en el tempestuoso mar de este mundo.
Jesús quiere tu estado presente; quien ha sido llamado por Dios a dirigir tu espíritu te lo ha asegurado. Y tú debes esforzarte por creerle. ¿Qué importa si tú no ves la luz en esto?
Tú no debes verla porque esto es lo mejor para ti.
(22 de octubre de 1916, a
Assunta di Tomaso, Ep. III, 399)