""Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas:
y ama a tu prójimo como a ti mismo". "Yo no viviré un instante en cual no viva en el amor"
San Agustín
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
Junio 22
Ten paciencia todavía un poco más al soportar el estado de desolación espiritual; ten paciencia al soportar las pruebas amorosas a las que Jesús, con admirable providencia, para asemejarte a él, te va sometiendo; y verás que el Señor un día atenderá del todo tus deseos, que son también los míos.
No te impacientes si en ti la noche se va haciendo más obscura y más lúgubre; no te asustes si no ves con los ojos materiales el cielo sereno que envuelve tu alma; mira a lo alto, elevándote sobre ti misma, y verás resplandecer una luz que participa de la luz del sol eterno.
La fe viva, la confianza ciega y la completa adhesión a la autoridad constituida por Dios para ti, esta es la luz que iluminó los pasos del pueblo de Dios en el desierto; esta es la luz que resplandece siempre en la parte más alta de los espíritus gratos al Padre; esta es la luz que condujo a los magos a adorar al Mesías en su nacimiento; esta es la estrella profetizada por Balaam; esta es la antorcha que dirige los pasos de los espíritus desolados.
Y esta luz y esta estrella y esta antorcha son también las que iluminan tu alma, dirigen tus pasos para que no vaciles, fortifican tu espíritu en el amor divino; y, sin que el alma se dé cuenta, se avanza siempre hacia el destino eterno.
Tú no lo ves y no lo comprendes, pero no es necesario.
Tú no verás más que tinieblas, pero estas no son las
que envuelven al eterno sol.
Mantente firme y cree que este sol resplandece en tu alma; y que este sol es precisamente aquel del que el profeta de Dios dijo: «Y en tu luz, yo veré la luz».
(22 de octubre de 1916, a
Assunta di Tomaso, Ep. III, 399)
(22 de octubre de 1916, a
Assunta di Tomaso, Ep. III, 399)