"La prueba del amor está en las obras. Donde el amor existe se obran grandes cosas y cuando deja de obrar deja de existir"
San Gregorio Magno
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
Octubre 20
¡Oh Dios, oh Dios!, ¿adónde vuela mi pensamiento?; ¿qué será de aquellos infelices hijos tuyos y todavía hermanos míos, que quizá han merecido ya tus relámpagos? Tú, mi dulce redentor, sabes cuántas veces el recuerdo de tu rostro divino, indignado contra estos mis infelices hermanos, me ha helado la sangre de terror, más que el pensamiento de los suplicios eternos y de las penas todas del infierno.Yo, temblando, te he suplicado siempre, como te suplico de nuevo ahora, que, por tu misericordia, te dignes retirar de estos mis desgraciados hermanos una mirada tan fulgurante. Tú, mi dulce Señor, has dicho que «el amor es fuerte como la muerte y duro como el infierno»; por eso, mira con ojos de inefable dulzura a estos hermanos muertos, encadenándolos a ti con una fuerte cadena de amor.
Resurjan, Señor, todos estos auténticos muertos. Oh Jesús, Lázaro no fue el que te pidió que lo resucitaras; le sirvieron las súplicas de una mujer pecadora. Oh, mi divino Señor, aquí tienes otra alma, también ella pecadora y sin comparación más culpable, que te ruega por tantos muertos, que para nada se preocupan de pedirte que los resucites.
(17 de octubre de 1915, al P. Agostino da
San Marco in Lamis, Ep. I, 674)