Dios es grande en las cosas grandes, pero es grandísimo en las cosas pequeñas

“Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo algo vivo puede ir contra ella”
(GILBERT K. CHESTERTON)

Dios es grande en las cosas grandes, pero es grandísimo en las cosas pequeñas, dice Henry Dyer. Un grupo de excursionistas están en la cumbre del Matterhorn (Alpes suizos) admirando la sublimidad de la escena cuando un caballero sacó un microscopio de bolsillo, cazó una mosca y la puso bajo el objetivo.

Nos hizo recordar que la mosca doméstica de Inglaterra carece de vello en sus patas. En seguida nos mostró las patas de esta mosquita alpina. Estaban completamente cubiertas de vello, lo que nos indicaba que el mismo Dios que hizo las altas montañas de Suiza, había pensado en la comodidad de sus más pequeñas criaturas, hasta el punto de proveer de medias y guantes para la mosquita, que tiene su hogar en aquellas montañas.
¡Ese es nuestro Dios!

¿Por qué a veces resulta difícil perdonar a alguien? ¿Tan imperdonable era lo que nos ha hecho? ¿O es porque me he aferrado a recuerdos negativos por pensar constantemente en ellos?
Liberarse del pasado es el primer paso para un perdón completo. Puedo dejar pasar si me doy cuenta que las palabras y los actos de los demás son respuestas desde sus propias creencias y responsabilidades; no de las mías.
Crezco y me desarrollo a mi propio ritmo, en un mundo donde no hay dos personas que piensen o sientan exactamente lo mismo. Sabiéndolo, renuncio a pretender que todo (o algo en particular) funcione como yo creo que debería. Como estoy creciendo y desarrollándome, confío en el trabajo del orden divino.
El amor de Dios me asegura que, a pesar de lo pasado, nada de cuanto yo haya hecho puede impedirme comenzar de nuevo.
Cada día es un día nuevo, porque estoy creciendo y desarrollando mi ser.
Agosto 13
Si te dejas llevar por los juegos de tu mente, nunca te sentirás cómodo y en paz allí donde vives. Por lo tanto, lo mejor es decirte todos los días: “Este es mi lugar. Estoy donde quiero estar. Estoy aquí y quiero estar aquí”. Cuando te brote la inquietud de la insatisfacción, repite en tu interior: “No necesito ir a otra parte porque llegué a mi lugar, estoy en mi casa”. No importa si ese lugar no te parece el cielo. Es bello a su manera, es diferente y es tuyo. Allí te puso Dios. En todo caso mejóralo con tu creatividad. Siéntete en casa y haz lo mejor que puedas allí. Y si te mudas, allí donde estés vuelve a sentirte en tu casa.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.