Bendecir con amor

“El corazón de nuestro divino Maestro no conoce más que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallarán antes que la protección de vuestro Salvador”.
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“Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. 
Dios es misericordioso y escuchará tu oración
La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. 
Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. 
En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón”
Padre Pio de Pieltrecina


Al bendecir se crea un escudo de luz de protección divina sobre la persona a la que estamos bendiciendo. ¡Es conexión divina! De allí la importancia siempre de bendecir con amor.
Bendice tu día, tu pareja, tus hijos, tu familia, tus amigos, todo lo que haces, tu dinero sea mucho o poco.
Detente un segundo y bendice a la persona que está cerca de ti, puedes hacerlo mentalmente, obsérvala y veras que hay un ligero cambio en su rostro.
Bendice tu cuerpo sin importar que en estos momentos este enfermo o sano… Bendícelo y llénalo de luz, de amor, misericordia y perdón para que este sano.
Bendice tus relaciones, sin importar si te encuentres "solo", porque tú mismo te complementas.
Bendice tu trabajo, te paguen poco o te paguen mucho, porque al bendecirlo lo llenas de luz divina, y de esa forma te estas preparando para algo mejor.
Bendice tu existencia sin importar que hayan habido experiencias dolorosas; eso simplemente son los escollos para superar y crecer.
Que Dios te Bendiga y te proteja y el Espíritu Santo te llene de Sabiduría y entendimiento y te guíe en cada paso de tu hermosa existencia.
Amén.
Septiembre 23
La Biblia te invita a rechazar el mal humor: Aparta el mal humor de tu pecho (Eclo 11,10).
El problema no son los enojos naturales y pasajeros. El problema es cuando el mal humor se nos pega dentro, y empieza a ser un estado constante.
Entonces cualquier cosa nos parece terrible. Si el mal humor vive en tu corazón, bastará una pequeña molestia para que aflore con fuerza.
Si te estás enfermando de mal humor, esa enfermedad se puede sanar, no es un cáncer incurable. Abre tu corazón a Dios, muéstraselo tal cual es, pídele que sane la amargura de tu corazón y que derrame su fuerza positiva.
(Mons. Víctor M. Fernández)



Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. 

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.