"La vida no tiene sentido sin emociones.
¿Cuál es la sal de la existencia sino el amor,
la belleza, la justicia, la verdad, la dignidad,
el honor y las gratificaciones que nos aportan?"
(David Servan Schreiber)
Agradezco mi salud. Ella es mi mayor riqueza. Debo cuidarme mucho para que mi vida sea útil, provechosa y feliz.
Muchas veces la enfermedad viene de nuestros propios pensamientos y acciones. Por ello, tengamos siempre pensamientos saludables y evitemos hablar de enfermedades para no atraerlas.
Aprendamos a respirar y viviremos muchos años. Inspiremos buscando la salud y espiremos alejando la enfermedad. Cambiemos tu manera de pensar y adoptemos el pensamiento positivo de salud.
Jesús no fue un astronauta de un lejano planeta, ni un mago que practicaba artes mágicas, aprendidas en Egipto. Jesús no fue un hombre común y corriente como tú y como yo. El, a la vez que era hombre, era también Dios y con su vida nos ha enseñado a conocer a un Dios bueno, cariñoso y bondadoso, amigo y cercano a los hombres, sus hijos.
Él nos enseñó con su vida la más grande y hermosa verdad que jamás el mundo entero pudo conocer: DIOS ES AMOR.
Dios te ama a ti. Jesús te ama tal y como eres en este momento. No necesitas cambiar para que Él te ame. Tú eres su hijo y quiere ser tu amigo: “ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando” (Jn 15,14).
Por eso, si nadie te quiere, si todos te rechazan, si eres demasiado anciano o enfermo o feo o ignorante o pobre o pecador, Él te ama y te dice: “Hijo mío, tus pecados te son perdonados” (Mc 2,5).
“No tengas miedo, porque yo estoy contigo y tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso y yo te amo mucho” (Is 43,43).
Y ahora respira profundamente y sonríe: Dios te ama, Jesús te ama, tu vida tiene pleno sentido y Dios espera mucho de ti y cuenta contigo para la gran tarea de la salvación del mundo.
(Padre A. Peña)
Septiembre 1
Si algo está mal, eso no significa que todo está mal. El sol sigue apareciendo, todavía podemos respirar, sigue habiendo gente buena, todavía algunos nos quieren y respetan. Aún quedan algunas esperanzas y motivos para luchar, los pájaros siguen haciendo sus nidos, y tenemos algo para comer.
La lista sigue, y podríamos escribir cientos de cosas positivas.
Hay cosas que funcionan mal, otras más o menos, y otras están bien. Por otra parte, algunas personas tienen los mismos problemas que tú, y no pierden el buen humor, las ganas de luchar, la gratitud hacia Dios. Entonces, no es verdad que está todo mal. Gracias Señor.
(Mons. Víctor M. Fernández)
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
“No tengas miedo, porque yo estoy contigo y tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso y yo te amo mucho” (Is 43,43).
Y ahora respira profundamente y sonríe: Dios te ama, Jesús te ama, tu vida tiene pleno sentido y Dios espera mucho de ti y cuenta contigo para la gran tarea de la salvación del mundo.
(Padre A. Peña)
Septiembre 1
Si algo está mal, eso no significa que todo está mal. El sol sigue apareciendo, todavía podemos respirar, sigue habiendo gente buena, todavía algunos nos quieren y respetan. Aún quedan algunas esperanzas y motivos para luchar, los pájaros siguen haciendo sus nidos, y tenemos algo para comer.
La lista sigue, y podríamos escribir cientos de cosas positivas.
Hay cosas que funcionan mal, otras más o menos, y otras están bien. Por otra parte, algunas personas tienen los mismos problemas que tú, y no pierden el buen humor, las ganas de luchar, la gratitud hacia Dios. Entonces, no es verdad que está todo mal. Gracias Señor.
(Mons. Víctor M. Fernández)
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.