Jesús es luz para nosotros

“Con la ayuda de la Inmaculada, convertiremos al mundo entero.
Entonces... ¡A trabajar!
Solos, no somos capaces de hacer nada, pero con la ayuda de la Inmaculada, 
convertiremos el mundo entero;
sí, se los repito: ¡pondremos el mundo entero a sus pies!
¡Por nuestra parte, debemos ser sólo suyos, totalmente, ilimitadamente!”.
(San Maximiliano Kolbe)


Carlos Julio Torres Pastorino, fue sacerdote, escritor y periodista brasileño (1910-1980).
 De sus tantos escritos tomamos este que nos sirve de motivación:
Cambia tu modo de pensar, y tendrás salud buena y estable. Deja ya de lamentarte de tus enfermedades. Las enfermedades se agravan con nuestros pensamientos negativos.
¡Aleja la enfermedad, sintiendo que te vas a sanar! ¡Tú puedes sanar completamente!
Todos los días mejoras, bajo todo punto de vista.
Iniciemos entonces cada día con optimismo y mucha fe... Dios está con nosotros.

Jesús es luz para nosotros, ilumina nuestra vida porque su manera de vivir es luminosa, convincente.

La luz de Jesús, no simplemente sus palabras, su mensaje, sino todo Jesús, su manera de actuar, su entrega, su coherencia, todo Jesús es Luz.
Se ha iluminado nuestra vida porque vemos vivir a Jesús: ésa es la primera y mejor revelación de Dios.

 Y por tanto, la luz que ofrecemos no es ante todo un mensaje de palabras sino una manera de vivir que convence, que salva, que es capaz de mostrar a todos el sabor de la vida.
Jesús sí que es para nosotros cirio encendido que se quema para iluminar.
Jesús sí que es para nosotros la sal que da sabor a todo, a vivir, a trabajar, descansar, triunfar, fracasar, estar sano y enfermo, morir… a todo: toda nuestra vida tiene sabor a Jesús, nuestra sal.
(José Enrique Ruiz de Galarreta)

Septiembre 16
Tienes que llegar a poner en las manos del Señor con toda sinceridad esas cuestiones tan concretas y precisas que te toca enfrentar.
Es importante que le entregues al Señor esos asuntos que tienes que resolver.
Por ejemplo: una pelea familiar por dinero, un choque de intereses, unas personas que te exigen cosas que no quieres darles, etc.
Seguramente tendrás que negociar, y no siempre conseguirás todo lo que desearías. Pero siempre cuida tu paz.
Si le entregas todo al Señor, lleno de confianza, tendrás la seguridad de que al final terminarás bien y te quedará la paz que hayas sabido cultivar con la gracia de Dios.
(Mons. Víctor M. Fernández)



Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.