Siempre es mi hermano

«Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida»
La Eucaristía es mi autopista para ir al cielo
Beato Carlos Acuti

La comunicación ha tomado un papel muy importante en nuestros tiempos, y la Iglesia Católica ha querido sumarse a este gran esfuerzo de comunicar la buena nueva del Evangelio. Fue el papa Pío XI quien se valió de la televisión para enviar un saludo a los católicos en 1927. Después Pío XII escribió una exhortación apostólica y la Encíclica Miranda Prorsus dedicada al cine, la radio y la televisión. San Juan XXIII con el Motu Propio Boni Pastoris constituyó la Comisión Pontifica de cine, radio y televisión para ayudar a su progreso basándose en la Encíclica Miranda Prorsus.

El Papa San Pablo VI escribió el decreto conciliar Inter Mirifica sobre los medios de comunicación social, donde trata cuestiones relacionadas con los medios y métodos para aprovechar la salvación de los fieles cristianos y el progreso de la humanidad.

Recordamos a San Juan Pablo II, el papa viajero que aprovechó los medios de comunicación para difundir el Evangelio. La Iglesia ha sacado varios documentos de enorme valor para el mundo de la comunicación. Es en esos años cuando nace la web Catholic.net como la primera plataforma digital de habla hispana que ofrece contenidos para acompañar y orientar la formación de los católicos y pueblo de Dios en general.

Y el Beato Carlo Acutis, que hoy recordamos, se destacó por su manejo de la informática usándola como un medio idóneo para difundir la Palabra de Dios.

Octubre 12
Cuando uno ama a la gente es capaz de dar gratuitamente. Ayuda a una persona que sufre porque sí, sin importar si esa persona es un santo o un pecador. 

Simplemente es mi hermano. No interesa si es aburrido o interesante, si es un extranjero o un vecino, si es amigo o si no me quiere.

Siempre es mi hermano, hijo del mismo Padre. Por eso san Pablo decía: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber (Rom 12,30; Pe 25,11).
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.