Comprometernos junto con todos los que buscan el bien

“Siempre me siento feliz. ¿Sabes por qué?
Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele.
Los problemas no son eternos, siempre tienen solución.
Lo único que no se resuelve es la muerte.
La vida es corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe, solo vive intensamente.
Antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de herir, siente.
Antes de rendirte, intenta. Antes de morir, vive”.
(William Shakespeare)

El Adviento es el tiempo litúrgico en el que la Iglesia nos prepara para la llegada del Señor. Se inicia cuatro domingos antes del 25 de diciembre y constituye el inicio del año litúrgico.

Adviento significa venida. La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan: PASADO: venida histórica a Palestina, PRESENTE: venida sacramental, hoy, FUTURO: venida gloriosa al fin del mundo.

Cristo está viniendo hoy y aquí, a nosotros, dentro de nosotros. Nos está haciendo concorpóreos suyos, solidarios de su persona y de su misterio redentor. Mediante el don de Su Palabra y de la Eucaristía, Cristo se graba en nosotros. Nos hace su cuerpo. Su venida gloriosa al final de los tiempos no será otra cosa que la revelación de las venidas que ahora realiza en nosotros. Hay continuidad real entre su venida actual y su venida gloriosa. Exactamente igual como la semilla se prolonga en el fruto. Esta es la verdad de fe más grandiosa.

 Quien quiera encontrarse con el Cristo viviente, debe penetrar en el misterio de su presencia, a través de la liturgia. Es necesario que el cristiano tenga mirada interior. El Adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.

Noviembre 29
La fe nos impulsa a comprometernos junto con todos los que buscan el bien. La fe nos hace ver en la sociedad un proyecto de Dios que debe cumplirse: el Reino de Dios, el mundo nuevo, la civilización del amor. Entonces, todas las personas de buena voluntad, cuando busquen algo realmente bueno, tienen que sentir que los creyentes estamos con ellos y estaremos de su lado.

Si no estás de acuerdo con algo, lo dirás, pero no puedes exigirle a alguien que sea perfecto o que piense como tú para poder acompañarlo en una obra buena.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Padre, desde el Jordán enviaste un mensajero a preparar los corazones para recibir a tu Hijo. Ayúdanos a arrepentirnos de nues­tros pecados, cambiar de vida y recibirlo dignamente.

Somos pobres y esperamos tus dones; somos seres de frágil barro y esperamos al Alfarero; somos esclavos y esperamos al Libertador; somos peregrinos y esperamos al que es la Meta; somos pecadores y esperamos al que es la Gracia.

Despierta en nosotros, Señor, el amor a la verdad; suscita en nosotros el espíritu de oración y de conversión y haz que salgamos peregrinos al encuentro del que es la Navidad. Concédenos, Señor, llegar a la noche santa de la Navidad con un corazón renovado y lleno de fe, esperanza y caridad.

Ilumina nuestros pasos y haz que tu Luz sea nuestra luz. Guíanos por el camino que conduce a Belén, para contemplar allí a tu Hijo amado y experimentar su presencia. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por siglos de los siglos.
Amén.