Dios está contigo

“Si te lastiman, Dios te restaura.
Si te desprecian, Dios te valora.
Si te traicionan, Dios te es fiel.
Si te maldicen, Dios te bendice.
Si te ofenden, Dios pelea por ti.
Si te hieren, Dios te sana.
Si te dejan, Dios está contigo

Todos en la vida cometemos errores, a partir de nuestra naturaleza humana que es falible.
Ahora bien, es increíble cuánto podemos aprender de nuestros errores y equivocaciones. La actitud que tenemos que tomar no es de pena ni enojo al advertir los errores.
Si aprendemos a mirar positivamente, un error cometido es una lección, un aprendizaje y una experiencia. Ese error nos está indicando que algo nos falta por aprender y mejorar.
Miremos y analicemos todo positivamente; en muchas ocasiones se aprende más y mejor de los propios errores.

"Yo me digo muchas veces: 
Es de fe que hay cielo para los buenos e infierno para los malos; es de fe que las penas del infierno son eternas; es de fe que basta un solo pecado mortal para hacer condenar a un alma, por razón de la malicia infinita que tiene el pecado mortal, por haber ofendido a un Dios infinito. 
Sentados esos principios certísimos, al ver la facilidad con que se peca, con la misma con que se bebe un vaso de agua, como por risa o por diversión; al ver la multitud que están continuamente en pecado mortal, y que van así caminando a la muerte y al infierno, no puedo tener reposo, tengo que correr y gritar, y me digo: Si yo viera que uno se cae en un pozo, en una hoguera, seguro que correría y gritaría para avisarle y preservarle de caer; ¿por qué no haré otro tanto para preservar de caer en el pozo y en la hoguera del infierno?
 
Ni sé comprender cómo los otros sacerdotes que creen estas mismas verdades que yo creo, y todos debemos creer, no predican ni exhortan para preservar a las gentes de caer en los infiernos.

Y aun admiro cómo los seglares, hombres y mujeres que tienen fe, no gritan, y me digo: Si ahora se pegara fuego en una casa y, por ser de noche, los habitantes de la misma casa y los demás de la población están dormidos y no ven el peligro, el primero que lo advirtiese, ¿no gritaría, no correría por las calles gritando: ¡fuego, fuego! en tal casa? Pues ¿por qué no han de gritar fuego del infierno para despertar a tantos que están aletargados en el sueño del pecado, que cuando se despertarán se hallarán ardiendo en las llamas del fuego eterno?".
(San Antonio María Claret)

Noviembre 24
Ser capaz de morir al propio yo no te hace débil. Al contrario, te fortalece mucho, te llena de decisión, de fuerza, de iniciativa.
Renunciar al propio yo es un tremendo ahorro de tiempo y de fuerzas que pueden utilizarse para mejorar el mundo y dar gloria a Dios.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.