Elige concentrarte en lo positivo

Deja la tristeza para aquellos que están en el mundo,
los que trabajamos para Dios debemos estar alegres.
-San Leonardo

"Deficiente" es aquel que no logra modificar su vida, aceptando las imposiciones de otras personas o de la sociedad en la que vive, sin tener conciencia de que es dueño de su destino.

"Loco" es quien no busca ser feliz con lo que posee.

"Ciego" es aquel que no ve a su prójimo morir de frío, de hambre, de miseria, y solo tiene ojos para sus míseros problemas y pequeños dolores.

"Sordo" es aquel que no tiene tiempo de oír el desahogo de un amigo o la llamada de un hermano, pues está siempre ocupado trabajando y quiere garantizar su salario a fin de mes.

"Mudo" es aquel que no puede decir lo que siente y se esconde por detrás de la máscara de la hipocresía.

"Paralítico" es quien no puede andar en la dirección de aquellos que necesitan de su ayuda.

"Diabético" es quien no puede ser dulce.

"Enano" es quien no sabe dejar crecer al amor.

Y, finalmente, la peor de las deficiencias es ser miserable, pues "Miserables" son todos los que no quieren hablar con Dios.
. (Web Católico de Javier)

Normalmente encontramos dos clases de personas en la vida: las que siempre esperan lo peor en cualquier situación, y las que imaginan lo mejor y esperan lo positivo.

¿En cuál grupo estás? ¿Con los pesimistas o con los optimistas?
Ojalá seas de aquellos que, cuando se propone algo bueno, comienzan a generar ideas para ver cómo se puede hacer. 
En efecto, es desesperante tratar a los que buscan razones y sinrazones para mostrar que algo no se puede hacer. Que un día lluvioso sea para ti un día diferente y no un día terrible, que veas en cada obstáculo un desafío y no un problema. Está demostrado que atraemos lo que pensamos. De ahí que si esperas lo peor vas a encontrarlo.

Elige concentrarte en lo positivo. Ten presente que el optimista siempre gana, ya que él nunca anticipa dolores ni angustias posibles o probables. Tú también elige contemplar la cara risueña de la existencia

Noviembre 12
El niño que se está formando en el seno de su madre no tiene un rostro bello, no despliega sus capacidades, no deslumbra con discursos ni con obras maravillosas. Pero vale mucho porque es un ser humano amado por Dios.
Vale más que una cordillera o un continente. Si miras de esa manera a un embrión, con esos mismos ojos debes mirar a todas las personas débiles, mutiladas, vencidas, a todas las personas llenas de límites y de imperfecciones.
Todos valen mucho más, más allá de la apariencia superficial que tantas veces nos engaña.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.
Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.