El hombre sin Dios no es nada

“Por los méritos de la Santa Madre la Iglesia, en que yo mi esperanza tengo (y cuyos miembros vivos sois vosotros), confío en Cristo Nuestro Señor que me ha de oír y conceder esta gracia: que use este inútil instrumento mío, para plantar la Iglesia”
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“¡Sí, Redentor mío, que se cumplan, antes que nada y por encima de todas las cosas, tus perfectísimos designios y así, sólo así, se te dará la mayor gloria en esta tierra y por toda la eternidad!”
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“Y, por el contrario, ¡qué descanso vivir muriendo cada día, por ir contra nuestro propio querer, buscando no los propios intereses sino los de Jesucristo”
San Francisco Javier

Una cosa es tener conocimientos y otra es poseer sabiduría. Las puertas del conocimiento son la investigación y el análisis.
Una de las puertas de la sabiduría es la meditación. Quien reflexiona profundamente sobre lo que él es y sobre lo que debe ser, comienza a entrar al palacio de la sabiduría.
Quien contempla los acontecimientos conflictivos y mantiene el equilibrio mental y emocio
nal, se está iniciando en la sabiduría.
Sabio es quien logra ser veraz, quien se gobierna a sí mismo y quien se integra con amor a sus semejantes.
La meditación de la Palabra de Dios nos lleva a saber quién es Dios, cuánto nos ama y cuál es nuestro compromiso con Él, comienzo de la sabiduría superior.

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Cuando DIOS quiso crear peces, le habló al mar.
Cuando DIOS quiso crear árboles, le habló a la tierra.
Pero cuando DIOS quiso crear al hombre, se volvió hacia SÍ mismo. Así que DIOS dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza".

Por eso si sacas un pez del agua, morirá; y cuando sacas un árbol del suelo, también muere.
Del mismo modo, cuando el hombre se desconecta de DIOS, muere.

DIOS es nuestro entorno natural. Fuimos creados para vivir en SU presencia. Tenemos que estar conectados con Él porque solo en Él existe la vida. Permanezcamos conectados con DIOS.

Recordamos que el agua sin peces sigue siendo agua, pero los peces sin agua no son nada.
El suelo sin el árbol sigue siendo suelo, pero el árbol sin suelo no es nada.
Dios sin el hombre sigue siendo Dios, pero el hombre sin DIOS no es nada.

Diciembre 3
Ese ser humano que te hizo daño es una pequeña criatura como todos, lleno de límites. Míralo con ternura, compadécete de él. Recuerda que si necesita hacer daño es porque en su interior hay mucho dolor.

No te conviene que siga sufriendo, te conviene que se sane y se libere. Porque cuando su interior esté sanado ya no querrá hacerte daño, ya no necesitará perjudicar a otros, ya no descargará en los demás sus propias insatisfacciones. Ya no te hará mal.

Entonces, pídele sinceramente al Señor que lo bendiga, que lo libere, que le regale paz interior, que lo haga feliz.
Entrégalo al Señor, conságralo a él; te conviene.
(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.