Dime: ¿es posible que Jesús se quede lejos, mientras tú lo llamas, le ruegas, lo buscas y,
digámoslo también, lo posees?
¿Es posible que un alma que está con él en la cruz, es
acaso posible, digo, que en esta alma no esté Dios, cuando Él ha empeñado su infalible
palabra prometiendo estar con esa alma en la tribulación: «Estoy a su lado en la
desgracia»?
¿Cómo es posible que la fuente de agua viva, que brota del Corazón divino,
esté alejada de un alma que corre hacia ella como ciervo sediento?
Es verdad que esta
alma puede incluso no creernos, porque se siente devorada por una sed inextinguible,
insaciable.
Pero, ¿qué significa eso? ¿Es acaso una prueba de que el alma no posee a
Dios? Todo lo contrario.
Esto sucede porque todavía no ha llegado al final de su viaje, aún no está totalmente
inmersa en la fuente eterna de su amor divino, lo que tendrá lugar en el reino de la gloria.
Por lo tanto, deseemos apagar la sed en esta fuente de agua viva y vayamos siempre
adelante en los caminos del amor divino; pero, hija mía, convenzámonos también de que
nuestras almas no se saciarán jamás aquí abajo; es más, ¡ay de nosotros si algún día,
mientras estamos en la carrera, creyéramos estar saciados!, porque sería señal de que
creemos haber alcanzado nuestro destino y nos engañaríamos.
(21 de octubre de 1915, a
Raffaelina Cerase, Ep. II, 522)
Extractos de cartas del Padre Pío-Noviembre 18
"Antes de la Comunión... suplica a esta bondadosa Madre que te preste su corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias disposiciones."
San Luis Maria Griñón de Monfort
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
Noviembre 18