Cuando San Pedro, saltando de la barca, se lanzó al encuentro del Salvador, caminó con firmeza sobre las olas. El viento soplaba con violencia. Las olas ya se levantaban en torbellinos furiosos y socavaban en el mar abismos profundos. La vorágine se abría delante del Apóstol.
Pedro tembló, dudó un segundo. Y así comenzó a hundirse... “Hombre de poca Fe, le dijo Jesús, ¿por qué has dudado?”.
He ahí nuestra historia.
En los momentos de fervor nos quedamos tranquilos y recogidos junto al Maestro. Viene la tempestad, el peligro absorbe nuestra atención. Desviamos entonces la mirada de Nuestro Señor para fijarla ansiosamente sobre nuestros sufrimientos y peligros. Dudamos... y luego nos hundimos.
(De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent)
“Donde haya un árbol que plantar,
plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar,
enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan,
hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino”.
Gabriela Mistral
plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar,
enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan,
hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino”.
Gabriela Mistral