Te doy gracias, Señor

«Traté de escuchar la voz de Dios y trepé al campanario más alto, 
pero Dios declaró: "Desciende otra vez, habita entre la gente". 
En un mundo superior puede ser de otra manera, 
pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces».
(John Henry Newman)


En el Evangelio de hoy Jesús se queja del desagradecimiento de los leprosos curados. Algo que con bastante frecuencia nos ocurre a todos: nos olvidamos de dar gracias a Dios por los beneficios recibidos. Somos prontos para pedir y tardos para agradecer.

A veces las cosas nos parecen tan naturales que no se nos ocurre agradecerlas a Dios:
Darle gracias por las maravillas de la naturaleza: el aire, el agua; las maravillas del cuerpo humano tales como tener ojos o tener oídos que nos conectan con los demás; dar gracias por la familia en que hemos nacido; dar gracias por el trabajo, el alimento y el techo que tenemos… Pero sobre todo darle gracias por la fe, que es el mayor tesoro que podemos tener en la Tierra.
(P. Jorge Loring SJ)

La gratitud por lo que se recibe nunca nos disminuye. Al contrario, nos engrandece. Proclama la verdad que la vida “no es propiedad inalienable para ser defendida a todos costos sino un don para ser compartida”. Jesús mismo nos enseñó esto la noche anterior de su crucifixión. Nos dio la eucaristía, palabra que significa “dar gracias”, cuando compartió con sus discípulos su cuerpo y sangre.

Aun en tiempos duros podemos ser agradecidos. Hay un dicho antiguo: “Lloré porque no tenía zapatos hasta que encontré a una persona sin pies”. La vida misma, como se ha indicado, es un don. También es don el sol para calentarnos y el agua para refrescarnos. Todo esto no dice nada de la herencia humana que se nos ha dejado: el sistema eléctrico, las carreteras, los monumentos, y los huertos.

¡Que no limitemos a nuestro agradecimiento al Día de la Acción de Gracias! ¿Cuándo son otros momentos de agradecer a Dios? La costumbre antigua es agradecer a Dios por una bendición antes de comer. Ahora se urge esta muestra de gracias en público como un modo de evangelizar. No hay mejor manera de terminar el día que dar gracias a Dios por todas las bendiciones que hemos recibido y pedir perdón por todas nuestras faltas.

También podemos dar gracias a Dios por un día nuevo cuando nos levantamos de la cama. Sobre todo, el agradecimiento debe ser tanto en nuestras mentes como en nuestros corazones cuando cada vez que entremos en el templo para la santa misa.
(P. Carmelo Mele OP)
Octubre 9
Si en un lugar hay muchos objetos y adornos de todo tipo, en esa mezcla todo pierde valor, nada es importante.
En cambio, si una habitación es despojada, y solo hay un objeto, ese objeto se destaca, es reconocido y valorado.
En una habitación vacía, una pequeña piedra en el centro parece muy importante y no pasa desapercibida. Del mismo modo, si hay muchas cosas en tu cabeza y en tu corazón, nada tiene profundidad. Igualmente, si pretendes hacer muchas cosas y no te concentras bien en ninguna, sentirás que no estás viviendo, porque nada será realmente importante ni te dará satisfacciones profundas.
(Mons. Víctor M. Fernández)



Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti.
Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Amén