Ama de todo corazón


"El Señor me dio la salud, él me la quita;
bendita sea su santa voluntad.
Debemos estar siempre conformes
con los designios de Dios"
(Santo Cura Brochero)

Cuando ames, ama de todo corazón, y nunca tengas miedo de mostrar tu amor. Que tu amor sea como un libro abierto, legible para todas las almas.
Es lo más maravilloso del mundo, por eso deja que ese amor divino fluya en ti libremente. El amor no es ciego, pero ve lo mejor en el amado, y de ese modo hace que salga lo mejor.

Nunca escojas o selecciones a quienes vas a amar. Simplemente mantén abierto tu corazón y que el amor fluya a todas las almas por igual. Hacer eso es amar con Mi amor divino. El amor nunca debe abrirse y cerrarse como un grifo. El amor nunca es posesivo, jamás exclusivo. Cuanto más deseas compartirlo, más crece.
Aférrate a él y lo perderás. Suéltalo, y volverá a ti multiplicado y se convertirá en un gozo y en una bendición para todos aquellos que lo comparten.
(Eileen Caddy)

Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: "La Felicidad".

Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó.
- "Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?"

- "¿Aquí? -respondió el ángel-. Aquí vendemos absolutamente de todo".

"¡Ah! - dijo asombrado el joven -. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos..."

Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: "Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas".

Noviembre 10

Lamentablemente, a veces tus propios amigos y seres queridos te llevan a ser mediocre, a amar poco, a amar con condiciones, a amar solo a los que te hacen el bien, a amar con cuentagotas.
Te alientan a ser egoísta, rencoroso, interesado. No te dejes reducir de esa manera.
Atrévete a amar más, con más intensidad, con más valentía, con más generosidad, con más osadía. Anímate a responder mejor al amor infinito de Dios.

(Mons. Víctor M. Fernández)


Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia.

Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.